Terminología

El lenguaje y la terminología que se emplea acerca de la discapacidad varía según los países y culturas. Siempre es útil preguntar a las personas con discapacidad en el contexto de trabajo qué tipo de lenguaje prefieren emplear. No obstante, el acuerdo general es emplear lenguaje que anteponga a la persona a su deficiencia (estado de salud), en línea con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD) y es consistente con el modelo de discapacidad basado en los derechos. Refleja la discapacidad como el resultado de la interacción entre una persona con una deficiencia y las barreras creadas por la sociedad.

En la práctica, significa emplear “personas con discapacidad” en lugar de “discapacitados” o “un estudiante que es ciego”, “una mujer con fístula”, “una persona que usa una silla de ruedas” o una “persona usuaria de silla de ruedas”. ¿Por qué? La discapacidad no es una característica determinante sino solo una de las diversas identidades o aspectos de una persona. Frases como “los discapacitados” o “el amputado” se centran en una condición o deficiencia y no en la persona afectada por ella.

Cuando se habla de enfermedades y dolencias, también deben evitarse etiquetas médicas o estereotipos. Por ejemplo, hablar de una persona que tiene diabetes mejor que de un paciente diabético.

Sources
American Psychological Association, Choosing Words for Talking About Disability
Bridging the Gap. Inclusive and accessible communication guidelines. 2018.
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