Nutrición

Aunque la mayoría de las personas con discapacidad no tienen necesidades nutricionales específicas, hay algunas personas que necesitan algunas adaptaciones en su dieta. Hay que identificar a las personas con discapacidad, especialmente a madres con discapacidad, niños y niñas y aquellas personas con discapacidad intelectual o psicosocial, que puedan ser más vulnerables a la desnutrición en los contextos de emergencia y asegurarse de que son objeto de una buena respuesta asistencial.

Asegurarse de que la distribución de comida tiene en cuenta:

  • Asegurarse de que las necesidades particulares de las personas con discapacidad estén identificadas, para asegurar que el acceso a la comida y a un estado nutricional adecuado estén evaluados y contemplados en los programas que se llevan a cabo.
  • Asegurarse de que hay zonas bien señalizadas, y accesibles en los servicios alimentarios y de distribución, y que estén culturalmente adaptadas para las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
  • Asegurarse de que la comida es nutricionalmente apropiada y/o fácil de comer y digerir para las personas con dificultad para masticar o tragar. Por ejemplo:
    • La comida triturada puede ser más apropiada para algunos niños y adultos con dificultades para tragar o masticar, o personas mayores con problemas digestivos o falta de dientes.
    • Algunas personas pueden necesitar pajitas para beber.
  • Incluir comida adecuada para personas con diabetes, alergias u otras necesidades nutricionales.
  • Las personas con discapacidad que no puedan salir de su alojamiento con facilidad pueden necesitar vitaminas adicionales como, por ejemplo, vitamina D y comida de alto valor nutritivo.
  • Asegurarse de que las raciones son accesibles para las personas con discapacidad. Por ejemplo:
    • Crear filas separadas para personas con discapacidad.
    • Controlar la malnutrición en personas con dificultad de movilidad y alimentación, por ejemplo, facilitando su acceso a zonas de alimentación suplementarias.
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