Enviado por albaCBM el Jue, 03/02/2022 - 11:50

Un lenguaje sensible, escrito y hablado, se consigue cuando se refiere a las mujeres, hombres, niñas y niños con y sin discapacidad y de diferentes orígenes étnicos y culturales, como a otras personas de igual valor, con dignidad, integridad y respeto.

Hay que consultar con personas de diferentes grupos de riesgo y sus organizaciones representativas a nivel local o nacional sobre qué terminología prefieren. Utilice un lenguaje sensible cuando escriba y publique documentos y cuando se comunique con la comunidad mediante las formaciones y las reuniones.

Los principios generales del lenguaje sensible son:

  • Reconocer y desafiar a los estereotipos.
  • Garantizar que todos los grupos de población son visibles.
  • Ser respetuosos y evitar la trivialización y la subordinación.

Para un lenguaje sensible con el género: No asignar un género cuando no se conoce el género o es irrelevante, emplear el masculino y el femenino, en lugar de el masculino como forma genérica y evitar lenguaje que señale a un género, a menudo mujeres y niñas, como inferiores.

En los casos en los que el lenguaje específico de género no es necesario para arrojar luz sobre los aspectos clave del tema, una buena estrategia es evitar el uso del lenguaje que se refiere, explícita o implícitamente, a un único género (lenguaje de género neutral).

Para un lenguaje sensible con la discapacidad utilice el lenguaje basado en “personas primero”, que pone a la persona antes de su discapacidad (o condición médica): “personas con discapacidad” en lugar de “los discapacitados”, o un “estudiante que es ciego”, “una mujer con fístula”, “una persona que utiliza una silla de ruedas” o “un usuario de sillas de ruedas”.

La discapacidad no es una característica determinada, sino solo una de las varias identidades o aspectos de una persona. Frases como “los discapacitados” o “los amputados”, se centrar en una condición o discapacidad y no en la persona afectada por ello. Hay que evitar emplear el término “favorable para la discapacidad” para describir estructuras físicas o servicios accesibles para personas con discapacidad. En su lugar, utilice “accesible”.

Si es necesario distinguir entre diferentes tipos de discapacidad, utilice la siguiente terminología:

  • Referirse a una persona con deficiencia de visión como “persona ciega” o “persona con poca visión”.
  • Referirse a una persona con una deficiencia física como “una persona con una discapacidad física”.
  • Referirse a una persona con deficiencia auditiva como “una persona sorda” o “una persona con dificultades auditivas”.
  • Referirse a una persona con una discapacidad intelectual o una condición de salud mental como “una persona con discapacidad intelectual” o “una persona con una discapacidad psicosocial o una discapacidad de salud mental”.
  • Cuando se hable sobre enfermedades y patologías, evite las etiquetas médicas. Por ejemplo, hable sobre una persona que tiene diabetes y no sobre un paciente diabético.
  • Cuando hable sobre una persona que esté expuesta a situaciones muy estresantes, evite etiquetarlos como “traumatizados” o centrarse en las experiencias traumáticas cuando reconozca a esas personas angustiadas que necesitan apoyo.

Para un lenguaje sensible con la edad, utilice el término “personas mayores” en lugar de “los ancianos”.

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Sources
European Institute for Gender Equality (EIGE). Toolkit on Gender-sensitive Communication. 2018
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