Las barreras a la hora de acceder y utilizar la ayuda en efectivo en los contextos humanitarios no solo aparecen en forma de barreras físicas. Las barreras actitudinales, como el estigma social en la comunidad o dentro de la familia, las barreras institucionales, incluyendo retos como abrir una cuenta bancaria para acceder a la ayuda en efectivo, y las barreras comunicativas pueden impedir que las mujeres, las personas con discapacidad, las personas mayores o personas de minorías culturales puedan acceder en igualdad y beneficiarse de las transferencias de efectivo:
Barreras comunes en los programas de transferencia en efectivo son:
Barreras físicas y de comunicación
- Falta de tecnología accesible en transferencias de dinero a través de teléfonos móviles o tarjetas de cajeros automáticos (por ejemplo, números PIN impresos únicamente y pantallas o cajeros automáticos no accesibles).
- Barreras físicas en los puntos de distribución y mercados (o puntos de venta autorizados en el caso de la distribución de cupones), incluyendo la falta de transportes accesibles, escalones, puertas estrechas y baños inaccesibles.
- Información compleja e inaccesible sobre los procesos de registro y los mecanismos de distribución.
Barreras Actitudinales
- La creencia de que las personas con discapacidad son incapaces de manejar efectivo o que el dinero en efectivo supone un alto riesgo inherente para ellas.
- La creencia de que las personas con discapacidad solo pueden acceder al dinero en efectivo o cupones mediante intermediarios.
- La creencia de que, en los programas de dinero por trabajo, las personas con discapacidad solo pueden realizar tareas menos exigentes.
Barreras Institucionales
- Procedimientos administrativos y de registro complejos, inaccesibles o discriminatorios.
- Sistemas de puntuación inadecuados o discriminatorios para la selección de los beneficiarios. La falta de criterios de selección inclusivos, al igual que la selección exclusiva de ciertos grupos, pueden crear desventajas para los grupos de riesgo.
- Políticas y procesos para servicios financieros complejos, inaccesibles o discriminatorios.
Sugerencias para hacer las transferencias de efectivo más inclusivas:
- Consultar a las personas de grupos de riesgo y a las organizaciones que las representan y hacer que participen en la toma de decisiones y en la implementación de programas de transferencia de efectivo.
- Se han comprendido y abordado las barreras, las pautas de exclusión y los riesgos de la protección, que pueden limitar a los diferentes grupos de riesgo a la hora de acceder y utilizar la ayuda en efectivo
- Todos los aspectos de los programas de asistencia en efectivo son accesibles para los diferentes grupos de riesgo, incluidas las mujeres, las personas mayores, las personas con discapacidad o las personas de minorías culturales (incluyendo: focalización, reuniones comunitarias, comunicación, mecanismo de distribución en efectivo).
- Desglosar los datos sobre los beneficiarios de efectivo por sexo, edad y tipo de discapacidad.
- Durante la valoración de necesidades se ha consultado a mujeres, hombres, niñas y niños sin y con discapacidad.
- Los hogares donde la cabeza de familia/el principal proveedor es una persona perteneciente a un grupo de riesgo (mujer, persona mayor, persona con discapacidad, menor) son incluidos de forma igualitaria en los programas de transferencia en efectivo (como mínimo su representación en la población beneficiaria es igual a su parte proporcional en la comunidad meta).
- Los mecanismos de distribución de efectivo (pago directo de efectivo, transferencia bancaria, transferencia vía móvil, etc.) son plenamente accesibles, para garantizar que las personas de los grupos de riesgo puedan acceder a la ayuda en efectivo con igualdad, seguridad, libertad e independencia.
- El valor de las transferencias de efectivo tiene en cuenta las necesidades específicas adicionales que tienen las personas con discapacidad, personas mayores, mujeres embarazadas o lactantes, y otras personas de grupos de riesgo, para cubrir sus necesidades básicas. Considere: necesidades médicas o dietéticas, coste adicional de transporte para llegar a los puntos de distribución de efectivo y mercados, coste de la sustitución por pérdida o rotura de los dispositivos de asistencia.